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José Spelding, un vecino de ley

El recuerdo agradable que nos deja una persona, es como la brisa suave que llega de madrugada, zambullirnos nuevamente, nos produce bienestar fruto de aquellas relaciones que dejaron impronta en nuestras vidas, y que por la magia que ellos encierran, regresan llenando nuestros ratos de meditación placenteramente.

Aquí se aplica eso de que tus amigos también son los míos, hace poco trataba de contar anécdotas del César, mi viejo, historias en las que compartía hechos con su amigo José Spelding,  que hoy rescato en este relato.

Hace pocos días, Daniel Palomeque me envió unas fotografías antiguas del barrio, las que al observar, llamó mi atención una persona, que al instante reconocí sin lugar a dudas, era José Spelding, el amigo de mi viejo, el de las anécdotas que reviviré a continuación.

Los Spelding vivían sobre la avenida Duarte Quirós al 2800 aproximadamente, su casa estaba construida al fondo de un terreno entre los Villalta, y los Cosa, José era militar paracaidista; allá por los años cincuenta, con su esposa Perla y su hija Lucy, compartían relaciones amenas con todos los vecinos.

Recuerdo que en aquellos años tenía un Fiat 1.100 gris con techo claro, una hermosura para la época, que guardaba en un garaje construido al frente del terreno libre, donde después de muchos años construyó una hermosa casa de dos plantas el matrimonio de Pepe Bertone y la Gina Calvi, José, también era apasionado de las motos, se había comprado una NSU Súper Mac destacada en aquellos años.

Spelding era un tipo agradable de carácter afable, de talla media y delgado, usaba finos bigotes, sonriente y siempre dispuesto a colaborar con los vecinos en lo que fuese necesario; la familia solía compartir con mis viejos los fines de semana en Cabana, a donde nos trasladábamos en su auto, la relación en aquellos años se cultivaba con cariño, y participación. Recuerdo que un día, llegó a casa, en ese tiempo vivíamos en la esquina de Duarte Quirós y Brown, donde ahora hay una ferretería, se apareció con un auto negro, un Hudson Terraplane 35, que estacionó sobre la ancha vereda en la parte de tierra, luego de cerrar el auto le entregó las llaves a mi vieja, Tome doña Nélida, déle a don César cuando llegue.

Al promediar la tarde a la llegada del César, mi vieja le cuenta lo sucedido, entonces juntos se llegaron hasta la casa  para aclarar el hecho, resultó que Spelding le había comprado por propia iniciativa este viejo auto al Leone, al decirle que ellos no estaban en condiciones de enfrentar esa inversión, le contesto ¡después me lo paga Don César, para que somos amigos!

El tenía esas cosas. En las semanas siguientes, en el camino viejo a Cabana, el de las canteras el le enseño a manejar.

Estando de servicio activo Spelding, se desata el golpe militar del 55;  durante la revolución que duró algunos días, El estaba de guardia en el polvorín del regimiento de ruta veinte, unidad que fue copada por el grupo rebelde, José es tomado prisionero en el altercado, con el consabido riesgo de vida que estas cosas involucran, en el acto de reducción el soldado al mando le pregunta los datos y le dice ¡Usted vive en Duarte Quirós, su esposa se llama Perla y tiene una hijita Lucy! A lo que Este contesta afirmativamente, acto seguido le dice yo lo conozco, no tengo nada contra Usted, váyase, hagamos que no lo he visto.

Después de la baja militar, el matrimonio entro en crisis y terminan separándose, Perla y Lucy se mudan a Barrio Matienzo y José a bajo Alberdi, dedicándose a varias actividades comerciales entre las que alquiló un horno de cal, ese que hoy está inactivo a la vera de la costanera entre el puente Tablada y el Sagrada familia y después puso una sodería. Lamentablemente perdí contacto con El, pero siempre recuerdo con cariño las anécdotas que contaba el Leone. Hoy al encontrar su foto, quise recordarlo de esta manera.

Rodolfo